-Dale a tus hijos el mejor nacimiento que puedas. No el que quiera el
sistema, el que vos quieras. Y luchá para darles la mejor bienvenida.
Nacerán una sola vez en la vida, y merece ser una fiesta.
-Tomarán teta hasta que tengan ganas. Nunca será mucho. Un día, aunque no hagas nada, ellos solitos se destetarán. Lo prometo.
-Da igual si usan medias o no las usan, si usás sacaleches manual o eléctrico, si seguís la línea Pikler, Montessori, Waldorf o los mandás a un colegio que te quede cerca. Funcionará aquello en lo que creas, de lo cual estés convencido, y que le transmitas con amor. Todas las teorías tienen algo que sirve y algo que no. Tomá de cada una lo que mejor te resuene y respetá el resto con el que no estés de acuerdo.
-La teta, la mamadera, los pañales, el chupete, no se les sacan. Los dejan cuando están maduros. Ese día llega. Te lo aseguro. Apurar ese proceso sólo complica las cosas y frustra a los papás y a los hijos.
-Dormí con ellos si te gusta, y si ellos quieren. No te pierdas esa experiencia que dura tan poquito. No hay ni un solo estudio que diga que por eso serán dependientes, o perversos, o que les hace daño. Ni uno solo. Cuando estén listos, se irán de la cama de mamá y papá y no habrá forma de hacerlos volver.
-Ni te molestes en enseñarles hablándoles. Harán muy poco de lo que les digas, pero en cambio repetirán todo lo que te vean hacer. Sobre todo las cosas que no quisieras que repitan. Sé un buen ejemplo. Si querés que tus hijos sean sociables, invitá a tus amigos a casa. Si querés hijos deportistas, andá al club y hacé deporte. Si querés que sean felices, sé feliz. No les digas cómo tienen que hacerlo. Mostráselos.
-Tus hijos escuchan y ven todo. Lo saben todo. SI estás triste, compartilo con ellos. No sirve de nada ocultarles la verdad: las mascotas mueren, los abuelos enferman, el dinero a veces no alcanza y los adultos discutimos mucho. Y ellos viven con vos. Lo sienten y lo saben, aunque sean pequeños y no puedan ponerlo en palabras.
-Un día tendrán ganas de comer con los cubiertos, de sentarse correctamente a la mesa, de terminar todo el plato. Hasta entonces, comerán con las manos, ensuciarán alrededor, se levantarán muchas veces y dejarán comida. Comer no es una lucha ni es necesario distraerlos con avioncitos. Cuando un niño tiene hambre, come. Y cuando estar en la mesa es interesante, y ellos están maduros, se quedan sentados. Hasta entonces, bocaditos pequeños que puedan tomar con sus propias manos y permitirles deambular funciona de maravillas.
-Mucho, muchísimo antes de que estés listo, ellos querrán volar por sí solos. La infancia no dura para siempre, la adolescencia tampoco. NO TE PIERDAS NI UN SOLO MOMENTO DE SUS VIDAS. Ya tendrás tiempo para salir nuevamente en pareja, para volver al cine y para hacer ese curso los fines de semana. Muy pronto ellos harán sus vidas, y volverás a tener tiempo para todo lo que hoy te parece importantísimo.
Nada es tan importante.
Tener hijos es un regalo. Criarlos es un privilegio que tenemos durante un puñado de años. No es necesario hacerlo tan solemne: divertíte, tirate al piso con ellos, y no te pierdas ni un minuto de sus vidas. Ojalá estés presente en cada recuerdo de tus hijos. Depende solamente de vos.
Fotografía: MG Fotografía
Texto: Lic. María Paula Cavanna
-Tomarán teta hasta que tengan ganas. Nunca será mucho. Un día, aunque no hagas nada, ellos solitos se destetarán. Lo prometo.
-Da igual si usan medias o no las usan, si usás sacaleches manual o eléctrico, si seguís la línea Pikler, Montessori, Waldorf o los mandás a un colegio que te quede cerca. Funcionará aquello en lo que creas, de lo cual estés convencido, y que le transmitas con amor. Todas las teorías tienen algo que sirve y algo que no. Tomá de cada una lo que mejor te resuene y respetá el resto con el que no estés de acuerdo.
-La teta, la mamadera, los pañales, el chupete, no se les sacan. Los dejan cuando están maduros. Ese día llega. Te lo aseguro. Apurar ese proceso sólo complica las cosas y frustra a los papás y a los hijos.
-Dormí con ellos si te gusta, y si ellos quieren. No te pierdas esa experiencia que dura tan poquito. No hay ni un solo estudio que diga que por eso serán dependientes, o perversos, o que les hace daño. Ni uno solo. Cuando estén listos, se irán de la cama de mamá y papá y no habrá forma de hacerlos volver.
-Ni te molestes en enseñarles hablándoles. Harán muy poco de lo que les digas, pero en cambio repetirán todo lo que te vean hacer. Sobre todo las cosas que no quisieras que repitan. Sé un buen ejemplo. Si querés que tus hijos sean sociables, invitá a tus amigos a casa. Si querés hijos deportistas, andá al club y hacé deporte. Si querés que sean felices, sé feliz. No les digas cómo tienen que hacerlo. Mostráselos.
-Tus hijos escuchan y ven todo. Lo saben todo. SI estás triste, compartilo con ellos. No sirve de nada ocultarles la verdad: las mascotas mueren, los abuelos enferman, el dinero a veces no alcanza y los adultos discutimos mucho. Y ellos viven con vos. Lo sienten y lo saben, aunque sean pequeños y no puedan ponerlo en palabras.
-Un día tendrán ganas de comer con los cubiertos, de sentarse correctamente a la mesa, de terminar todo el plato. Hasta entonces, comerán con las manos, ensuciarán alrededor, se levantarán muchas veces y dejarán comida. Comer no es una lucha ni es necesario distraerlos con avioncitos. Cuando un niño tiene hambre, come. Y cuando estar en la mesa es interesante, y ellos están maduros, se quedan sentados. Hasta entonces, bocaditos pequeños que puedan tomar con sus propias manos y permitirles deambular funciona de maravillas.
-Mucho, muchísimo antes de que estés listo, ellos querrán volar por sí solos. La infancia no dura para siempre, la adolescencia tampoco. NO TE PIERDAS NI UN SOLO MOMENTO DE SUS VIDAS. Ya tendrás tiempo para salir nuevamente en pareja, para volver al cine y para hacer ese curso los fines de semana. Muy pronto ellos harán sus vidas, y volverás a tener tiempo para todo lo que hoy te parece importantísimo.
Nada es tan importante.
Tener hijos es un regalo. Criarlos es un privilegio que tenemos durante un puñado de años. No es necesario hacerlo tan solemne: divertíte, tirate al piso con ellos, y no te pierdas ni un minuto de sus vidas. Ojalá estés presente en cada recuerdo de tus hijos. Depende solamente de vos.
Fotografía: MG Fotografía
Texto: Lic. María Paula Cavanna
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