Entre antojos y barriga
Volviendo al saber de la existencia del pequeño frijolito nos fuimos a celebrar y decidimos ir a un hotel de playa, uno de los días en que estuvimos hospedados ahí fuimos a un restaurante de mariscos y el dueño es de Nueva Orleans, ahí fue donde comimos los camarones más sabrosos, unos de los primeros gustos gastronómicos que empezamos a disfrutar, mi esposo también sufrió las consecuencias de las hormonas, se antojó de una mandarina en gajos envuelta en chocolate, antojo que tuve que hacerle y disfrutó.
Puedo decir que tuve el embarazo más saludable y tranquilo, ascos sólo tuve al inicio y fue a la pasta de dientes pero nunca tuve que vomitar, mi esposo en cambio tuvo cambios físicos donde subió de peso, cambios de humor (sentimental), yo por mi lado subí solamente 15 kilogramos, dormí gran parte del tiempo aunque hubieron momentos en que dieron ganas de llorar, por culpa de las hormonas. Tuve al dicha de tener siempre a mi lado al maravilloso hombre que tengo como esposo y el apoyo de la familia por ambos lados. Meses antes había renunciado a mi trabajo así que pasé mi embarazo en casa, dedicada a nosotras y a mi esposo.
Dentro de las visitas al médico todo transcurría con normalidad y nos preparábamos para un parto natural, pero una cosa es lo que uno prepara y otro lo que sucede, empezando por la fecha de parto que era para el 6 de junio y ese mismo día fuimos por una fotografía familiar al estudio, pero antes de eso una semana antes el médico de la sala de emergencia me internó porque tenía un centímetro de dilatación mi esposo viajó desde su trabajo para recibir a la nena que tanto estábamos esperando, pues no nació, fue falsa alarma. A la semana siguiente ya pasados 3 días de la fecha prevista ingresé al hospital con dolores y 2 cm de dilatación, por más gradas, sentadillas, bola de gimnasia, nada de lo anterior logró que dilatara más, ya manzanilla con linaza me tenía asqueada de tomar tanto. Al estar internada un jueves desde medio día no comí nada, así transcurrió la noche con dolores en una camilla de hospital deseando no tener que recurrir a la oxiticina, quería todo lo más natural posible, al viernes en la mañana no había pasado de los 2 cm aún, pero los dolores eran cada vez más intensos, la enfermera obstetra me suministró el suero y ahí si se inició un trabajo más rápido por lo que llamé ami esposo para que me acompañara en el proceso, por no haber más mujeres en la sala de parto le permitieron estar junto a mí. Pasaron las horas y de maravilla dilataba rápido pero llegamos a un punto en que no dilaté más por lo que una enfermera me ayudó abriendo paso pero no se pudo más, el ginecólogo obstetra hizo su aparición y le solicite una cesárea, accedió pero mi esposo pidió una hora más de tiempo para poder lograr más tiempo a ver si dilataba más (algo que no sucedió), en lugar de una hora fueron casi 3 porque no había quirófano disponible, pero al haber uno fui la primera en ingresar. Me durmieron toda y al despertar todo transcurría con normalidad, ingresé a las 7 pm y desperté a las 11 pm, a las 2 am pasé al cuarto y me llevaron a mi bebé, la bebé más hermosa que había visto, un sueño hecho realidad.
Al salir el sol una enfermera me ayudo a bañarla por las dificultades de la herida y notó que la bebé tenia frenillo en el labio superior y bajo la lengua, un problema fácil de solucionar por la pediatra, luego descubrimos que no retenía mi leche y la bebé quedó internada una semana en neonatología...
Aquí termino y luego les cuento el resto de la historia y la odisea de los primeros días de lactancia...
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